porque la lluvia me llamó a correr
el día que no quería volver
sin hacer lo que pensaba
despierta en el insomnio
de las nubes grises que se asomaban
entre paseos de miedo, sal y sol.
con cuanto viaje podía decir que sí
y que no, que cuando supiera
la verdad y el ensueño calmara
por ahí te veía bailando
en tu vestidito blanco
tan campante,
tan extraña, tan mía.
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